Portada del sitio > Mensual > 2014 > 2014/07 > Una tímida brisa de izquierdas sopla en la ciudad de Nueva York

al nuevo alcalde de Nueva York, Preocupado por las desigualdades, no le faltan adversarios

Una tímida brisa de izquierdas sopla en la ciudad de Nueva York

A pesar de estar gobernadas por los demócratas, la mayoría de las grandes ciudades estadounidenses permiten que la segregación social aumente y se haga más fuerte. En Nueva York, sin embargo, parece que, tras la elección en noviembre del alcalde Bill de Blasio, termina la época del “todo para los ricos”. A juzgar por la violencia de las resistencias a las que tiene que hacer frente, para él, el cambio no es una palabra vana.

por Eric Alterman, julio de 2014

¿Se convertirá realmente Nueva York en la “nueva Habana”? Desde que, el 5 de noviembre de 2013, el demócrata Bill de Blasio fue elegido para la alcaldía de la principal ciudad estadounidense, este temor planea sobre el Partido Republicano, que designó como su “principal enemigo progresista” al sucesor de Michael Bloomberg. Según The New York Times, “los dirigentes republicanos ven en la incipiente Administración de De Blasio la encarnación de sus miedos ante el ascenso de una ‘nueva izquierda’”, que se caracterizaría sobre todo por el “desprecio populista hacia los ricos, una simpatía marcada hacia las organizaciones de trabajadores y una preocupación constante por la desigualdad de los ingresos”.

En efecto, desde las primarias demócratas por la alcaldía de Nueva York, De Blasio situó el tema de las desigualdades en el centro de su discurso, repitiendo una y otra vez que la historia de Nueva York se había convertido en la (...)

Este artículo está reservado a suscriptores.

Si usted es suscriptor, introduzca sus datos a continuación para continuar con la lectura.


¿Todavía no es suscriptor?

Elija su fórmula de suscripción y cree su cuenta.

NECESITAMOS TU APOYO

La prensa libre e independiente está amenazada, es importante para la sociedad garantizar su permanencia y la difusión de sus ideas.

Artículo anterior

La paz que nunca llega