El lago Chad se encuentra en el corazón de una región de África Central caracterizada por una desertificación galopante y un crecimiento demográfico récord. Localizado en las puertas del Sahara, es vulnerable al régimen de lluvias, que desde siempre hacen que la variación de su nivel de agua sea muy pronunciada. La topografía particularmente llana de su cuenca provoca movimientos drásticos. Desde 1962, sus aguas han bajado unos cuatro metros y su superficie se ha reducido en un 90%. Además, a partir de los años 1980, las evoluciones climáticas, como la sequía y las lluvias demasiado escasas, así como también la sobreexplotación de los recursos por parte de los ribereños –el 75% de las aguas habría sido desviado río arriba–, ha hecho que su tamaño se reduzca a menos de 2.500 kilómetros cuadrados.
A pesar de los esfuerzos realizados localmente para asegurar una gestión más racional de los afluentes (sobre todo (...)