¿Y si la temporada literaria en Francia no hubiera empezado a finales de agosto, con las novedades de narrativa y las habituales especulaciones sobre los favoritos en liza para premios cada vez más numerosos que, una vez llegado el otoño, se recogen a puñados, como las hojas? ¿Y si hubiera comenzado en julio con un coloquio sobre Stéphane Mallarmé en el château de Cerisy-la-Salle, organizado por Bertrand Marchal y dos de sus colegas? La hipótesis no es seria, puesto que significaría que ya no hay temporadas. Pero, en cualquier caso, habría sido muy hermoso.
Marchal ha sido el responsable de la última edición de Mallarmé en Pléiade y, más recientemente, de la nueva edición de su correspondencia. Se sabe de memoria no solo los dos volúmenes de la Pléiade, sino también, sin duda, alrededor del 80% de la correspondencia. Ha dedicado su vida a la obra de Mallarmé. No ha encontrado (...)