El pasado 8 de noviembre, Anas, estudiante de Ciencias Políticas en Lyon, se quemó a lo bonzo en el local del Centro Regional de Obras Universitarias y Escolares (CROUS). Se encuentra en coma inducido desde aquel momento. En línea con la comunicación gubernamental, la cobertura mediática de su gesto y de las posteriores manifestaciones se recreó en la caída de una reja del Ministerio de la Enseñanza Superior, poniendo también especial énfasis en el tema de la “precariedad estudiantil”, fenómeno que suele plasmarse en el reducido número de becas, la proporción de los estudiantes que compaginan sus estudios con un trabajo (el 46% en 2016) o la tasa de pobreza de esta población (que alcanzaba un 21,9% en 2015). Se prestó menos atención a las constataciones y soluciones políticas formuladas por Anas, en la carta que dejó, e igualmente por su sindicato, Solidaires Étudiant-e-s (Solidario-a-s Estudiantes).
Sin embargo, no se comentó (...)