En 1932, Fernand Léger escribe el guion de La virgen roja, dedicado a la figura de Louise Michel. Ya tiene experiencia cinematográfica –ha colaborado en La Rueda de Abel Gance en 1922 y en La Inhumana de Marcel L’Herbier en 1924– y ese mismo año ha rodado su propio Ballet mécanique, una película experimental sin guion. Pero ahora pretende crear una película dirigida al gran público en conformidad con su doctrina del “nuevo realismo”, de la que según él, el cine, la “gran distracción moderna”, es portador. Enseguida se entusiasma por las películas soviéticas y las escenografías de Vsévolod Meyerhold –en su correspondencia con Serguéi Eisenstein, exclama: “¡Cuidado con la competencia!”–.
El film –con música de Darius Milhaud y diálogos de Paul Morand– debe producirlo Pathé, cuyo jefe, Bernard Natan, Léger ha tratado. El rodaje está previsto para 1934. ¿Es el giro antisemita de Morand con France la Doulce, una novela (...)