Argel, 3 de octubre de 2020. El cuerpo sin vida de una joven es descubierto en una gasolinera abandonada de Reghaïa, un suburbio del este de la ciudad. Chaïma F., de 19 años, fue secuestrada, violada y después acuchillada antes de que su verdugo la rociara con gasolina y la quemase viva. Su asesino, que la acosaba y que ya la había agredido en 2016, fue detenido y confesó los hechos. El crimen conmocionó a gran parte de la sociedad argelina. La prensa dedicó una amplia cobertura a esta atrocidad y, en Internet, el lema “Yo soy Chaïma” (“Je suis Chaïma”) acompañó a numerosas diatribas que exigían la pena de muerte para el culpable. Aunque las feministas exigieron que hubiera una toma de conciencia del carácter sistémico de la violencia contra las mujeres, lo que terminó por movilizar a la población fue, principalmente, el fin de la moratoria sobre la (...)