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El colapso financiero del país de los cedros

La tempestad se cierne sobre el Banco del Líbano

Tras nueve meses de negociaciones en vano con el presidente Michel Aoun para formar gobierno, el primer ministro libanés, Saad Hariri, ha decidido tirar la toalla. En un contexto social, económico y sanitario desastroso, su dimisión hace temer lo peor. En la actualidad, no se albergan dudas sobre la responsabilidad del banco central y de su gobernador en el colapso financiero del país.

por Angélique Mounier-Kuhn, agosto de 2021
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ASAAD ARABI. – “Mangé vivant” (Comido vivo), 2016

La relectura de los archivos ofrece un balance implacable. En el verano de 2018, el Banco del Líbano (oficialmente Banque du Liban, BdL) celebró sus 55 años de existencia. Ese mismo año se conmemoraba el 25º aniversario de la llegada de Riad Salamé a la cabeza de esta institución financiera. Desde que este accediera a ocupar la dirección de la autoridad bancaria central libanesa, encargada de supervisar el sistema bancario del país de los cedros, el Gobierno le ha renovado sucesivamente para el cargo cada seis años, una antigüedad excepcional para un banquero central. Para tal conmemoración, el operador postal LibanPost emitió un sello con la efigie del gobernador. La revista de a bordo de la aerolínea Middle East Airlines (MEA), que se distribuye entre un amplio público de (...)

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