Después de que Corea del Norte lanzara siete misiles el pasado 5 de julio, a pesar de las reiteradas advertencias de Washington y Tokio, los desacuerdos se han agravado bruscamente en la península coreana. Aunque no transgreden leyes internacionales, esos lanzamientos de prueba –entre ellos el del misil Taepodong 2, teóricamente capaz de alcanzar el territorio de Estados Unidos, pero que se hundió en el mar de Japón lo mismo que los otros seis– son condenables porque fragilizan la seguridad en el nordeste de Asia, una de las regiones potencialmente más peligrosas del mundo.
Hace un año, el 19 de septiembre de 2005, Pyongyang se había comprometido sin embargo a abandonar su programa nuclear militar. Adoptada en el marco de las negociaciones de los Seis, entre China, Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia, esta decisión había suscitado grandes esperanzas, especialmente en Corea del Sur.
A partir de (...)