Durante la Guerra Fría, la mayoría de los estadounidenses compartía un amplio consenso a favor de la carrera armamentística y de la confrontación con el comunismo. Los defensores más encarnizados de esta política eran los conservadores, como el senador Barry Goldwater, candidato presidencial en las elecciones de 1964 y partidario, en su momento, de la intensificación de la guerra de Vietnam. Pero también “liberales” como John F. Kennedy, asesinado en noviembre de 1963, y Lyndon Johnson, presidente de noviembre de 1963 a enero de 1969 (fecha en la que el republicano Richard Nixon le sucedió en la Casa Blanca), manejaban los asuntos de Estado de una manera igualmente belicista.
Cuando se confirmó el fiasco estadounidense en Vietnam, el movimiento antibelicista asumió la dirección del Partido Demócrata. Los conservadores atribuyeron la responsabilidad de la derrota al “puñal por la espalda” que les habían clavado el movimiento pacifista y los progresistas.
Cuando la Administración (...)