“Estados Unidos alienta a nuestros islamistas, los exhorta, y eso nos molesta un poco.” Una fuente del más alto nivel del Estado se queja: “Marruecos les gusta y les incomoda al mismo tiempo. Washington aprecia que nos modernicemos, pero el hecho de que ya seamos una democracia socava las bases de las teorías de Samuel Huntigton, fundadas sobre la idea de que la nación árabe-musulmana necesita ser democratizada. Los estadounidenses no quieren ver los progresos que hacemos”.
A finales de 2006, este descontento se vio alimentado por numerosas especulaciones, según las cuales los islamistas se dirigen a una aplastante victoria en las elecciones legislativas del 7 de septiembre. ¿Se harán realidad estas predicciones? Basta preguntar a cualquiera, en Casablanca o en Rabat, en la calle o en un taxi colectivo: “¿Va usted a votar?”. La respuesta es siempre la misma: risa primero, y luego cierto orgullo al decir “Yo no voto (...)