El empobrecimiento de los conceptos que nos sirven para designar tanto el estado del mundo como su futuro se acentúa a medida que el mercado de las palabras tiende a reducirse a las palabras del mercado. La noción mecánica de información como cúmulo de datos –de data–, que surge de la ingeniería de las telecomunicaciones, desempeñó el papel de caballo de Troya. Al separarse de la cultura, en tanto producción de sentido y memoria, esta definición de la nueva materia prima “inmaterial” se proyectó sobre los dos términos restantes de la trilogía: cultura y comunicación. Por esta razón la Organización Mundial del Comercio (OMC) pudo reivindicar el derecho a ocuparse de la “cultura”, clasificada como un “servicio”, patrocinando una doble Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información: en Ginebra en 2003 y en Túnez en 2005.
En el terreno de las palabras, la fragilidad del suelo ha originado un estrato (...)