En nuestro mundo preocupado por las emisiones de carbono y los contaminantes químicos y nucleares, la contaminación que generan los excrementos patógenos no suscita inquietud alguna. Desde la Gran Peste de Londres (ver recuadro "En 1958 la Gran Peste de Londres"), los países industrializados destinaron importantes recursos a limpiar y sanear el medio ambiente urbano. En los países en vías de desarrollo, una mejor comprensión de las causas de las enfermedades redujo el temor al “mal aire” (mala aria), considerado responsable de diversas contaminaciones durante siglos.
Pero la urbanización creciente genera una nueva preocupación. Gran parte de la población de las ciudades habita en viviendas precarias: chozas, cobertizos, villas miseria, chabolas... Mil millones de ciudadanos sufren la falta de instalaciones sanitarias y sus consecuencias en términos de miseria, dignidad y salud.
Tras haber sufrido más de 7.000 casos de cólera y 172 muertes –de las cuales treinta en Lusaka, la (...)