Seguir las marcas del suelo, lavarse con regularidad las manos, respetar las distancias, llevar mascarilla… A principios de junio, los nuevos rituales del trabajo eran ya casi una costumbre en la fábrica de Safran Electrical & Power de Villemur-sur-Tarn. En esta factoría, situada una treintena de kilómetros al norte de Toulouse, los asalariados del grupo confeccionan la médula espinal de los aviones: sus redes de cableado. Decenas de miles de hilos metálicos y conectores son ensamblados, unidos, ajustados en función de las necesidades de cada aerolínea. Estas minuciosas operaciones requieren la intervención de una mano de obra experta, que ni el teletrabajo ni las máquinas pueden remplazar.
Tras tres días de pausa para adoptar las nuevas medidas sanitarias, la fábrica funciona en modo “coronavirus” desde el 20 de marzo. “La actividad ha descendido de golpe un 50% a nivel mundial. He conocido el 11 de Septiembre, la guerra del Golfo, pero (...)