Aunque las ceremonias militares por lo general no suelen sorprender, la que organizaron las Fuerzas Armadas birmanas, el 27 de marzo de 2013, para conmemorar como cada año el levantamiento contra el Ejército japonés en 1945, lo hizo. En efecto, en la primera fila de la tribuna, sentada en el centro exacto de todos los generales –sus ex carceleros–, estaba Aung San Suu Kyi.
Los ex generales, que constituyen la mayoría del Gobierno del presidente Thein Sein, saludaron la presencia de Suu Kyi como un símbolo de reconciliación y de reconocimiento del papel de la Tatmadaw (el Ejército birmano). Ciertamente, desde su liberación en 2010 Suu Kyi no ha dejado de emitir señales favorables respecto a una cooperación con los militares, sin los cuales no puede encarar un futuro político. La premio Nobel de la Paz, elegida diputada en unas elecciones parciales dos años más tarde, ha anunciado claramente su ambición (...)