El 15 de mayo de 2008, en France Inter, el periodista Jean-Marc Sylvestre censuró una huelga de funcionarios contra la supresión de puestos de trabajo. Afirmó que los trabajadores del sector público son unos empleados “aparte”, que no son “los más dignos de compasión” dada su protección contra los “riesgos de desempleo” y sus “condiciones de trabajo, que por lo menos no son tan draconianas como en el sector privado”. Seis años después, al analizar una huelga de empleados de la empresa ferroviaria SNCF en junio, Le Monde repite la misma cantinela. El diario denuncia “la gran irresponsabilidad por parte de los sindicatos, que dan crédito a la idea de que decididamente prefieren el conservadurismo a la reforma”. Los empleados del sector público no serían más que unos “privilegiados”, aferrados a su situación y hostiles a todo cambio...
Pero si bien es evidente que las condiciones de empleo vitalicio de (...)