Calles angostas, aceras derrengadas, edificios que van creciendo en alturas, un mercado en la calle principal en el que ningún comerciante está regularizado, una comisaría de policía fortificada desde que cambió el equilibrio de poder entre la población y las fuerzas del orden hace diez años: estamos en Kabbariya, el distrito popular más al sur del “cinturón de pobreza” que envuelve a la ciudad de Túnez, donde vive aproximadamente el 10% de la población de la capital. Hace diez años, el 14 de enero de 2011, los jóvenes de este barrio se sumaron a la multitud de manifestantes que protestaban frente al edificio del Ministerio del Interior, situado en el centro de la ciudad, contribuyendo al derrocamiento del régimen del presidente Zine el Abidine Ben Alí.
Motivados por décadas de desprecio, brutalidad y arbitrariedad policial, de corrupción en la administración y de enriquecimiento ostentoso de los clanes familiares afines al expresidente, (...)