En la noche del 25 al 26 de marzo de 2015, la Fuerza Aérea saudí lanzó sus primeras bombas contra las posiciones de los rebeldes hutíes en Saná, la capital de Yemen. Los saudíes actuaron entonces como el brazo armado autoproclamado de la “comunidad internacional”, que pretendía restaurar la presidencia de Abd Rabbo Mansour Hadi, quien fue derrocado de facto por la rebelión el 21 de septiembre de 2014. La campaña, bautizada como “Tormenta decisiva”, estaba dirigida contra un movimiento armado no estatal que reivindicaba una identidad religiosa minoritaria, el zaydismo –una rama del chiísmo considerada a menudo como la más cercana al sunismo, o incluso su quinta escuela jurídica–. En aquel momento, parecía que la operación militar duraría tan solo unas pocas semanas.
Con la resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobada el 14 de abril de 2015, la coalición, que incluía (...)