¿Impulsor del cambio social o instrumento del mantenimiento del orden? Las herramientas de la política económica suelen ser de doble filo. Se nacionaliza tanto para colectivizar la riqueza como para socializar las pérdidas; el impuesto despoja o redistribuye según apunte a los pobres o a los ricos. Lo mismo sucede con la Renta Básica: según las fuerzas sociales que lo implementen (léase el artículo de Mona Chollet "Imaginar una renta garantizada para todos"), protege a los pueblos de las reglas del mercado o, muy por el contrario, los hunde en ellas.
El dispositivo propuesto por el economista liberal Milton Friedman en su libro Capitalismo y libertad bajo el nombre de impuesto negativo entra sin ambages en la segunda categoría: el Estado paga una suma fija a cada uno, pero superado un nivel de ingresos –situado por los liberales en torno al umbral de pobreza–, el monto de los impuestos (...)