Producir uno mismo, gracias al viento o al sol, la energía que se consume. En muchos rincones del planeta, varias generaciones de ecologistas alimentaron este sueño de autonomía y sostenibilidad. Pero hubo que esperar hasta las negociaciones internacionales sobre el clima, a finales de los años 1990, y –sobre todo– el alza en los precios de los combustibles fósiles, durante la década siguiente, para que las energías solar y eólica se desarrollaran fuertemente.
Hoy, el concepto de autonomía energética ya no es un capricho de militante “verde”. En Francia, para algunas colectividades, como la Comunidad de las Comunas del Mené, en las Costas de Armor, es un objetivo manifiesto. Según uno de los responsables del proyecto, este territorio bretón de 6.500 habitantes pretende “alcanzar el 75% de autonomía en 2020 y la autosuficiencia en 2030, en lo que respecta a los consumos privado, público y profesional”. Una red de “territorios con (...)