Pero eso sería imposible de financiar!”. Esta suele ser la principal objeción opuesta a los impulsores de un ingreso universal desconectado del empleo. La principal, pero sin duda también la más débil.
A juzgar por su Producto Interior Bruto (PIB), Francia es hoy el quinto país más rico del mundo. En 2010, el ingreso disponible (previo pago de las prestaciones sociales e impuestos directos) ascendía a 1.276 euros por mes y por persona, incluyendo adultos y niños. Disponemos pues de recursos suficientes como para garantizar a cada individuo un ingreso de 1.276 euros si se decidiera efectuar un reparto estrictamente igualitario de los ingresos disponibles. ¿Y nos sería imposible financiar un ingreso incondicional de izquierdas (es decir, de un monto suficiente para vivir)? Si nos basáramos en el umbral de pobreza actual, por ejemplo (60% del ingreso promedio), es decir, 960 euros por adulto y 320 euros por menor, esto representaría (...)