Existen todavía investigadores que consideran científicamente necesaria la práctica de la vivisección, es decir, una disección practicada en un animal vivo. Pero, para cualquier individuo normalmente constituido, se trata de un acto de barbarie tan intolerable como la tortura de un ser humano. En economía europea, la vivisección se llama políticas neoliberales y más precisamente “planes de austeridad”. Los viviseccionadores son las instituciones europeas y los gobiernos que han confiado el bisturí a la “troika” integrada por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional; y los organismos vivos sobre los que se encarnizan los médicos locos de Bruselas, Fráncfort y Washington –supervisados por los de Berlín– son las sociedades europeas.
Al igual que los sabios dementes de bata blanca, los tecnócratas de traje gris de la troika están convencidos de que poseen la verdad, y están decididos a imponérsela a los pueblos europeos recalcitrantes. Y tanto (...)