Argel, enero de 2008. Para encontrar la casa donde vive Cécile Serra, en lugar de seguir la numeración desordenada de la calle, conviene preguntar a cualquier vecino: ¿La señora Serra? “¡Es fácil, es la casa con los naranjos y el viejo coche!”. Cécile Serra recibe a cada visitante con una jovial hospitalidad. En su jardín, magníficamente mantenido por su vecino Mesaour, se observa la carrocería oxidada de un Simca Aronde modelo 1961. “¡Ah! ¡Cuántos paseos di en este auto con mi marido! Todos los fines de semana íbamos a pescar con un grupo de amigos, como Gabrière y Cripo, y sus esposas. Hasta 1981. Luego mi marido empezó a mostrarse cansado. ¡Pero vivimos un tiempo hermoso!”.
Escuchando los relatos de esta deliciosa dama de noventa años de espíritu vivaz y lleno de humor, casi se tendría la impresión de que la “Revolución” de 1962 apenas cambió el curso de su existencia (...)