La candidatura de Barack Obama tiene tanto las características de un movimiento político como de una campaña electoral clásica, tal como lo muestran las multitudes electrizadas que se apretujan en sus mitines, las decenas de voluntarios que lo asisten y más de un millón de pequeños donantes. Este movimiento movilizó a muchos nuevos votantes hacia el proceso democrático, en particular a jóvenes e “independientes”. Como consecuencia de semejante entusiasmo y de la cerrada lucha por llegar a la candidatura del partido, la participación en las primarias y en los caucus (comités electorales) demócratas ha alcanzado un récord histórico en todo el país.
Y, sin embargo, las opiniones divergen sobre lo que representa la candidatura de Obama. Para sus partidarios, encarna en la política estadounidense, una fuerza fundamentalmente nueva que se eleva por encima del espíritu de partido y les ordena a los estadounidenses dar la espalda al callejón sin salida de (...)