“¿Llegará el futuro? Parece casi lícito hacerse esa pregunta cuando se ven tantas sombras terribles. Sombrío enfrentamiento de los egoístas y los miserables”. La pregunta de Victor Hugo no deja de estar de actualidad. Como el presente se encarga con perseverancia de proporcionarnos una sucesión de crisis, y como el futuro –nos lo han repetido tanto– ya no es resplandeciente en un “mundo de mañana” que entre fatalismo, miedo generalizado y depresión parece programado para convertirse en un día interminable, el horizonte solo puede asemejarse a un muro gris y el estado de ánimo general, sumirse en la resignación.
Y sin embargo… parece que lo que hace funcionar la imaginación colectiva es inventar la continuación, salir de una manera u otra del callejón sin salida. Soñar resulta de repente más necesario que ayer y vuelve a sondearse el futuro. El impulso hacia la utopía se despierta y la ciencia ficción regresa (...)