Está la América que lo persigue, y la que lo apoya. Fidel Castro juzgó que Julian Assange había puesto a Estados Unidos moralmente “de rodillas” desde 2010, cuando WikiLeaks dejó al planeta conmocionado al hacer público un aluvión de documentos clasificados. “Está demostrando que el más poderoso imperio que ha existido en la historia podía ser desafiado”, escribió el dirigente cubano. “Debo felicitar a los de WikiLeaks por su valor y su coraje”, encareció por entonces el presidente venezolano Hugo Chávez, que dijo “temer por la vida” del denunciante australiano. “Ha puesto al desnudo una diplomacia que parecía intocable –comentó Luiz Inácio “Lula” da Silva, antes de concluir–: El culpable no es el que divulga [los cables diplomáticos], sino quien los escribe”. Por lo demás, el Ecuador de Rafael Correa concedió asilo a Assange en su embajada de Londres, donde permaneció recluido de 2012 a 2019.
Aún hoy, una gran parte (...)