Caracas, 13 de diciembre de 2004, 15:55 horas. La secuencia parece filmada en Hollywood: teléfono móvil en mano, Rodrigo Granda sale de un café cercano a la estación de metro de Bellas Artes. Empujones. Un grupo de hombres lo obliga a subirse a un jeep Cherokee. Le colocan una capucha en la cabeza y esposas en las manos detrás de la espalda. Por su acento paisa, Granda adivina la presencia de dos colombianos. En el asiento trasero, lo rodean dos venezolanos. Tras un corto trayecto, lo encierran brutalmente en el maletero de otro automóvil. Una carretera interminable. Varios cambios de vehículo –y de maletero– en medio de la noche. Hasta la frontera...
A la mañana siguiente, el 15 de diciembre, el comandante de la policía colombiana, Jorge Daniel Castro, anunciaba que sus hombres habían capturado “en Cúcuta, Colombia”, a un “pez gordo” de las FARC, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Granda (...)