Maletas vacías y bolsillos llenos de dólares: esos son los signos distintivos de los brasileños en Miami. Llegan a los inmensos centros comerciales que bordean la ciudad en microbuses llenos –enviados por las agencias de viaje– y toman al asalto las boutiques de ropa. “Aquí todo sale tres veces más barato”, dicen Charbel Maroun y Marinela Amato, que, llegados de Recife, están concluyendo su primer día de compras en un gran centro comercial en el norte de la ciudad.
El interés de los inversores por Brasil, en el corazón de la tormenta financiera que sacude las economías del norte, ha estimulado la revalorización de la moneda local y ha vuelto los precios en dólares mucho más atractivos. Si el 1 de enero de 2003 se necesitaban 354 reales para comprar un producto que valía 100 dólares, en mayo de 2010, sólo se necesitaban 175, es decir, menos de la mitad. El (...)