En noviembre de 2009, un Boeing 727 proveniente de Venezuela aterrizó en Tarkint, localidad próxima a Gao, en el noreste de Malí. Transportaba entre cinco y nueve toneladas de cocaína, que nunca fueron encontradas. Después de su descarga y de un despegue fallido, el avión fue incendiado. La investigación reveló que una familia libanesa y un empresario mauritano que hicieron fortuna en el comercio de diamantes angoleños figuraban entre los socios de este tráfico.
¿Cómo un artefacto de esas dimensiones, o incluso otros más modestos, y tal cantidad de cocaína pudieron transitar por una región, ciertamente desértica, pero poblada y gobernada? Según un analista político francés especialista en el Sahel que quiso preservar su anonimato, están implicados un ministro y algunos altos dignatarios del ejército y los servicios de inteligencia, cercanos al ex presidente Amadou Toumani Touré (ATT), así como diputados oriundos del norte del país. “Es un tema delicado. Nos (...)