Según los diarios del gran chambelán de la casa imperial Tomohiko Tomita, publicados el 20 de julio de 2006, el emperador japonés Hirohito (o showa) interrumpió sus visitas al santuario Yasukuni cuando los directores de este último decidieron honrar allí a catorce criminales de guerra –llamados de clase A– condenados a muerte por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente, con ocasión de lo que se conoce como Juicio de Tokio, en 1947. Siete personas (entre ellas el entonces primer ministro y ex general Hideki Tojo) fueron ejecutadas y otras siete murieron en prisión.
Consagrado a la religión sintoísta, el santuario Yasukuni fue construido en 1869, bajo la “prescripción sagrada” del emperador Meiji, con el fin de enaltecer las proezas de los caídos en el derrocamiento del gobierno durante las guerras civiles de finales del Shogunato y principios de la Restauración. Muertos que, de esa manera, contribuyeron a la (...)