“La política exterior no es un lujo. Francia va a necesitarla más que nunca” escribe Hubert Védrine en su último ensayo. El ex ministro de Relaciones Exteriores presenta un lúcido panorama de los múltiples legajos candentes –algunos de ellos verdaderas bombas de tiempo políticas– frente a los cuales el próximo gobierno francés tendrá que posicionarse, igual que los demás. Evoca particularmente el engranaje que podría llevar a un “choque de civilizaciones”.
Resulta significativo que en el programa de los candidatos a la presidencia, la política exterior y la defensa aparezcan a menudo en último término asociadas con los asuntos europeos. Los dos temas están efectivamente conectados, dado que algunas políticas exteriores nacionales pueden ser compartidas a nivel europeo. Además, la comisión de Bruselas dispone de representaciones autónomas en más de 100 países. Están conectados también porque la política comercial y la política agrícola comunes –desde hace décadas, de competencia exclusiva de (...)