El cargo de dirigente del Partido Conservador ha sido durante mucho tiempo el más codiciado de la política británica. Este partido, fundado en la década de 1830, estuvo en el poder durante dos terceras partes del siglo XX. Para muchos candidatos, dirigirlo es, por tanto, el camino más corto hacia el número 10 de Downing Street, sede del poder ejecutivo en una monarquía constitucional donde la reina no detenta ninguno.
El líder, en la cima de una estructura piramidal, fue durante mucho tiempo designado por sus pares de modo opaco. A principios de los años 1960, las cosas cambian poco a poco. En 1965, el nombramiento está ligado al voto de los diputados. A partir de 1998, el proceso se abre a los afiliados, invitados a decantarse por uno de los dos últimos candidatos seleccionados por los parlamentarios. Esta democratización gradual se traduce en una evolución sociológica en la dirección del (...)