“No se sabe cuántos van a volver. Y de los que vuelvan, tampoco se sabe cuántos se volcarán en la violencia. Pero, dada la cifra que representan, es muy inquietante”. En el tono y en la esencia, estas palabras del coordinador de la lucha contra el terrorismo de la Unión Europea, Gilles de Kerchove (Libération, 20 de noviembre de 2014), resumen las preocupaciones de los dirigentes europeos con respecto a sus 3.000 ciudadanos que partieron a luchar en Siria y en Irak en las filas de la Organización del Estado Islámico o del Frente al-Nusra.
De Kerchove continúa: “Pongamos como hipótesis que la mitad de ellos vuelve y que el 10% se vuelca en la violencia; esto da un total de ciento cincuenta personas que habrán aprendido cómo manejar armas y explosivos, que habrán desarrollado una red de compañeros de combate en el mundo entero y habrán incrementado fuertemente su nivel (...)