En el Oeste, los acantilados de Vercors se recortan en un cielo azul. François cuida 2.500 ovejas en la Grande Cabane, reserva natural de las altiplanicies que suma 17.000 hectáreas. Una vez alcanzado el Pas du Fouillet, una caminata a través de un pasto con espicanardos permite descubrir un lugar mítico para los pastores. Un perro pastor de guardia termina de devorar una oveja que, probablemente, los lobos mataron durante el ataque acaecido algunos días antes; diez buitres giran en torno a la osamenta.
François es acogedor. Este hombre robusto, que viene del mundo del mar, muestra una pasión y una habilidad notables. Sin embargo, su testimonio se carga de amargura, incluso de cólera, cuando habla sobre sus condiciones de contratación y de trabajo: “Tengo que ir a buscar agua con mis propios asnos y garantizar la vigilancia permanente del rebaño para prevenir los ataques de los lobos. Esto debería merecer (...)