El 15 de junio, en el distrito de Curuguaty, la ocupación de una hacienda acabó con la muerte de 11 campesinos –de los llamados carperos– y seis policías . Una semana después, el presidente Fernando Lugo era destituido por el Congreso, en un juicio político relámpago, con esta matanza como eje de la acusación lanzada por la totalidad de los partidos tradicionales. La movilización popular fue escasa, y el propio Lugo la desalentó aceptando de hecho el dictamen congresal al que, no obstante, consideró un golpe de Estado.
De esta forma, se puso fin a un proceso de cambio que comenzó en 2008 cuando el ex obispo de San Pedro –una región de combativos movimientos campesinos– lograba la hazaña de acabar con 61 años seguidos de dominio de la Asociación Nacional Republicana, más conocida como Partido Colorado. Destituido Lugo, el vicepresidente liberal Federico Franco se quedó en el Palacio de los (...)