1. Infracción de los derechos fundamentales del trabajo. Estados Unidos sólo ha ratificado dos de las ocho normas fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que buscan proteger a los trabajadores. Por su parte, todos los países miembros de la Unión Europea (UE) han adoptado las reglamentaciones promovidas por el organismo de las Naciones Unidas. La historia sugiere que la “armonización” a la que conducen los tratados de libre comercio tiende a hacerse sobre la base del mínimo común denominador. Los asalariados europeos pueden pues temer una erosión de los derechos de que gozan actualmente.
2. Degradación de los derechos de representación colectiva de los asalariados. La lógica del ATCI es erradicar las “barreras” que frenan el flujo de mercaderías entre los dos continentes. Esto facilitará a las empresas la posibilidad de elegir la localización de sus centros de producción en función de los “costes”, principalmente sociales. Ahora bien, los (...)