Antonio Casado deja constancia en este ensayo biográfico de que fue Unamuno, hace justamente cien años, el primero en presentar a sus compatriotas la figura de Henry David Thoreau (1817-1862), quien, en protesta por la guerra contra México, se negó a pagar sus impuestos y elaboró una teoría sobre la Desobediencia civil (1849): “Haced que vuestra vida sea un contrapeso que detenga la maquinaria”. Militante contra la esclavitud, testigo de la aniquilación de los indígenas, de la llegada del ferrocarril, de la expansión de las ciudades, de la tala masiva de árboles, reclamó la necesidad de establecer parques naturales, erigiéndose así en precursor del movimiento ecologista.
No menos enamorado de las bibliotecas que de la intemperie, se ganó la vida como preceptor, traductor, fabricante de lápices, topógrafo, botánico. Caminaba diariamente cuatro horas hacia su particular Tierra Santa, que creyó reconocer en los bosques de Walden, donde construyó una cabaña a la (...)