Retumban voces en Medborgarplatsen, la “plaza de los Ciudadanos” de Estocolmo: “¡Fuera racistas de nuestras calles!”. Pronto quedan cubiertas por los riffs de las guitarras eléctricas, las contundentes baterías y los teclados rockeros de fornidos músicos con camisetas negras. Es el comienzo de una gira de la Folkfest, una “fiesta popular” del partido de extrema derecha Demócratas de Suecia (Sverigedemokraterna, SD), quince días antes de las elecciones del pasado 11 de septiembre, que lo convirtieron en el segundo partido del país con el 20,5% de los votos. Por detrás de los socialdemócratas, que obtuvieron el 30,3%, pero dejaron el poder ya que la coalición de centro-izquierda que lideraban perdió la mayoría en el Parlamento.
A compás de la música, Jessica Stegrud sale al escenario toda sonrisas y luciendo un vestido blanco. La eurodiputada del SD pronto se lanza a un elogio de la Suecia de antaño: “Éramos pobres, de verdad, y (...)