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Cultura

Expurgar las bibliotecas

Una biblioteca no es extensible. Hay que determinar las obras que se retiran y en beneficio de qué novedades. Cuando la elección viene dictada por el éxito comercial, se olvida la misión original de la biblioteca pública. El reciclaje de los libros desechados confirma la tendencia: solo se conservarán los que se puedan vender.

por Éric Dussert, noviembre de 2022

“Desherbar: arrancar las hierbas perjudiciales de un terreno. Sinónimo: escardar”. El diccionario Larousse añade una definición menos conocida [en el original francés, désherber]: “Retirar las obras vetustas u obsoletas de las colecciones de una biblioteca”. Esta práctica siempre ha existido. El escritor y especialista en bibliotecas Eugène Morel (1869-1934) ya la promovía en 1908 por razones de eficiencia y ahorro de una lógica irrefutable: “Un gran número de libros no solo incrementa el tiempo que se tarda en encontrarlos, el número de estanterías necesarias, y de edificios, el coste de mantenimiento de los edificios, la limpieza y todo lo que conlleva, sino que vuelve más difícil clasificar y reordenar, y más largo y más caro el Catálogo”.

Pero desde hace unos años, esta actividad, hoy en día debidamente documentada y planificada, se ha convertido en una cuestión primordial. Mientras que en el pasado se trataba sobre todo de vaciar las estanterías (...)

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