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Refugiados: la catástrofe siria fuera de sus fronteras

En marzo se cumplieron 4 años del inicio de la guerra de Siria. Lo que empezó siendo una protesta inspirada en la Primavera Árabe, que en 2011 se expandía por Egipto y Túnez, se ha acabado convirtiendo en una de las guerras más cruentas de las últimas décadas. La multiplicidad de actores armados y la complejidad del conflicto han ido en aumento y la historia de las personas más vulnerables ha quedado prácticamente eclipsada por las brutalidades difundidas por la Organización Estado Islámico, y por los medios de comunicación occidentales que reaccionan a sus golpes de efecto con fascinado horror. En Siria han muerto ya más de 200.000 personas y se calcula que actualmente hay alrededor de 4 millones de refugiados en países de la región, como Líbano o Jordania, que con la llegada de refugiados sirios han aumentado su población de tal modo que están llegando al límite de su capacidad. Además de las personas que han buscado refugio en otros países, hay cerca de 7,5 millones de desplazados dentro de las fronteras sirias, viviendo una situación desesperada. Aunque algunas organizaciones humanitarias continúan trabajando dentro de Siria, las dificultades que enfrentan son extremas y la situación de la población sigue empeorando.

por Eva Moure, junio de 2015

La familia de Abu Hussein abandonó su casa en la ciudad de Daraa en julio de 2013. Le consta que la casa aún se mantiene en pie, no ha sido destruida. Otras familias huyeron de la ciudad porque se habían quedado sin techo pero Abu Hussein y su mujer salieron porque necesitaban algo urgente, algo que abundaba en las calles de las ciudades sirias pero que no había manera de conseguir para su uso médico: sangre. Su hija Shahaad, afectada de talasemia, una enfermedad que afecta a los glóbulos rojos, necesitaba transfusiones. Y en Siria ya no era posible conseguir bolsas de sangre en los hospitales. “No quiero perder a otro hijo”, dice Abu Hussein. La enfermedad hereditaria ya acabó con la vida de uno de ellos hace pocos años.

Abu Hussein nos recibe en la tienda de campaña donde vive ahora con su familia en el campo de refugiados (...)

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