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Acercar Rusia a Europa

Crisis ucraniana: una prueba de fuego

Con el pretexto de la crisis de Ucrania, los dirigentes occidentales boicotearon los eventos conmemorativos del 70 aniversario de la liberación de Moscú. A petición del presidente de Francia, el ex ministro Jean-Pierre Chevènement se reunió el 5 de mayo de 2014 con el presidente Putin. A continuación se describe el camino que conduce hacia la desconfianza y esboza los medios para salir de esta situación.

por Jean-Pierre Chevènement, junio de 2015

La disolución de la Unión Soviética, decidida a finales de 1991 por Boris Yeltsin, presidente de Rusia, y por sus homólogos ucraniano y bielorruso, se desarrolló pacíficamente porque el entonces presidente de la URSS Mijail Gorbachov no se quiso oponer. Pero esta decisión encerraba grandes conflictos en potencia: por una parte, en un espacio multinacional como éste, veinticinco millones de rusos quedaban fuera de las fronteras de Rusia (que, en el último censo de 1989, contaba con 147 millones de habitantes, frente a los 286 millones de la antigua URSS), además de que ésta reunía un excedente de entidades muy diversas; por otra parte, el caprichoso trazado de las fronteras iba a multiplicar las tensiones entre Estados sucesores y minorías (Alto Karabaj, Transnitria, Osetia del Sur, Abjasia, Adjaria, etc.). Muchos de estos Estados multiétnicos no habían existido nunca antes. Era, precisamente, el caso de Ucrania, que solo había sido independiente (...)

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