Al entrar en guerra en noviembre de 1914, los otomanos pretendían librarse de las dominaciones extranjeras y eliminar los autonomismos locales (...). Buscando desestabilizar a las dos grandes “potencias musulmanas” que constituyeron los imperios coloniales francés y británico, los otomanos llamaron a la guerra santa, a la yihad. Los británicos, al principio, se limitaron a un combate defensivo en las proximidades del Canal de Suez, mientras que el Ejército angloíndio comenzó la difícil conquista de Irak a partir de Basora.
Pero la yihad amenazaba al África del Norte francesa (y a una parte del África negra) y a la India británica. Franceses y británicos se encontraron así en posición defensiva, y buscaron una nueva fórmula jurídica capaz de restablecer su antigua dominación. Para ello, se propusieron, como prioridad, mantener un Imperio otomano descentralizado, que sería un protectorado de facto. (…)
El 11 de diciembre de 1920, Maurice Hankey, secretario del Gobierno británico, (...)