Cuesta minimizar la amplitud de la derrota sufrida por el Partido Laborista (Labour) en las elecciones generales del pasado diciembre en el Reino Unido. Redcar, una circunscripción situada a orillas del río Tees en el noreste de Inglaterra, nunca había elegido a un diputado conservador antes de la noche del 12 de diciembre. Blyth Valley, un poco más al norte, estaba en manos de los laboristas desde 1950; también ha dado un vuelco a la derecha.
La distribución de los escaños del Partido Laborista ha reflejado durante mucho tiempo la historia social y económica del país. En el noreste de Inglaterra, los astilleros del Tyneside y las minas proporcionaban amplios batallones a los laboristas. Más al sur, las principales ciudades industriales –Liverpool, Manchester, Sheffield– constituían un firme pilar electoral para la izquierda. Si a esto se añade la gran concentración de socialistas en la zona industrial de Birmingham y en los (...)