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Un modo de producción no muy romántico

Detrás de una rosa

Un extraño perfume flota en torno al ramo de flores que regalamos y nos regalan: el del queroseno. Símbolo del amor y la belleza fugaz, la rosa cortada cultivada en los trópicos por una mano de obra barata llega a los países ricos en aviones de transporte. Su ciclo de vida ilustra las ambigüedades de un culto comercial de los productos naturales que arruina el medioambiente.

por Geoffroy Valadon y Zulma Ramirez, febrero de 2020

¿Qué es una rosa? ¿Un ardid vegetal para incitar a los insectos a propagar el polen? ¿Una flor aromática? ¿Un objeto agradable a la vista, un fragmento de naturaleza en el artificio urbano? Se trata principalmente de un producto que compramos para regalar; un símbolo de amor y respeto que la industria publicitaria se encarga de sustentar en eventos como el día de la Madre o San Valentín. Regalo listo para el consumo y que no requiere prácticamente ningún cuidado por parte del destinatario, la rosa, una vez marchita, termina como un residuo más. De hecho, ese es el destino que debemos darle y no desecharla con la basura orgánica, debido a la carga química de sus tejidos y del agua que contiene.

El ciclo de vida de una rosa comienza ocho años antes de que el camión de la basura se la lleve hacia la incineradora. En una plantación de (...)

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