Cuando en 1987 Willy Brandt abandonó la presidencia del Partido Socialdemócrata (SPD), dudaba de que su partido siguiera siendo 20 años más tarde un partido popular. Dos años antes de ese plazo, hemos llegado a ese punto: después de la escisión de los verdes en la década de los ochenta, este verano acaba de nacer un Partido de izquierda al que las encuestas asignan cerca del 10% de los votos en las elecciones legislativas del próximo 18 de septiembre.
De hecho el SPD ya no logra aglutinar en torno de un mismo programa a sus tres clientes: los asalariados –fijos y socialmente respaldados– del capitalismo renano; los posmaterialistas consumidores, burgueses y liberales, culturalmente evolucionados; y los desocupados y otros perdedores de la modernización. Tanto es así, que ahora también en Alemania se plantea el problema de la unión de la izquierda...
La crisis de la socialdemocracia en tanto que partido de masas (...)