¿Estará jugando Benjamin Netanyahu al aprendiz de brujo? Ha apostado fuerte convocando elecciones anticipadas cuando dispone de una mayoría desde luego heteróclita pero suficiente como para mantenerse en el poder hasta 2017. Aunque fuera reelegido en las elecciones del 17 de marzo, el jefe del Likud, tras deshacerse de ministros centristas, muy útiles sin embargo para servir de garantía internacional, se encontrará a la cabeza de una estrecha coalición de ultranacionalistas y ultraortodoxos.
En el mejor de los casos, Netanyahu se volverá así un rehén –quiera o no– del ala más dura de la derecha. Se encontrará a la cabeza de un gobierno inaceptable a los ojos del mundo y enfrentado a serias dificultades en el frente interno. En caso de derrota, cederá la dirección del país a una coalición que agrupa a los laboristas y al centroderecha; un escenario que parecía inverosímil hace algunos meses, pero que ya no puede (...)