“Hacia el futuro con Rusia”. En Tiraspol, la capital de Transnistria, o “República Moldava del Dniéster”, el cartel con los colores de la Unión Económica Euroasiática ocupa el lateral de un trolebús. El eslogan escrito en ruso, la principal lengua oficial de este territorio, corona la imagen de una familia local: padre, madre e hijo dirigen una mirada llena de esperanza hacia la silueta de un Kremlin con aspecto de fortaleza protectora. Los pasajeros parecen entrar y salir del cartel. Pronto el vehículo desaparece al final de la arteria principal de la ciudad, la Avenida 25 de Octubre, fecha de la Revolución Rusa de 1917.
La anexión de Crimea por parte de la Federación de Rusia en marzo pasado despertó el interés por los “conflictos congelados”, resultantes de la creación de varios Estados disidentes y no reconocidos durante la desintegración de la Unión Soviética. Algunos comentaristas aludieron a la posibilidad de (...)