Parece ser cosa sabida: por lo visto, Europa se escora hacia la extrema derecha. Esta última ya está integrada en los Gobiernos italiano, húngaro, croata y, muy pronto, neerlandés. También forma parte de la coalición mayoritaria en Suecia y Finlandia, Eslovaquia y Letonia. E irrumpe en otras partes, como en Portugal en las elecciones del pasado marzo. El semanario británico The Economist observa que “más del 20% de los votantes en 15 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea, entre ellos, todos los países grandes salvo España” manifiestan su simpatía por los partidos de la “derecha dura”. En otros artículos, esta será calificada de “populista”, “iliberal”, “nativista”, “nacionalista”… desde luego, resulta difícil nombrarla, hablar de ella. Tal vez porque, a primera vista, engloba un poco de todo.
Los españoles de Vox o los portugueses de Chega abrazan el neoliberalismo, mientras que el partido sueco Demócratas de Suecia o el (...)