La fotografía mejor valorada por la crítica oficial –aquella que traduce los designios del poder económico-, suele ser una fotografía fría y distanciada, pretendidamente conceptual aunque finalmente vacía, autorreferencial y carente de empatía con el mundo que dice diseccionar.
La fotografía de Pía Elizondo es todo lo contrario: cálida, humana, cercana y poética. Representa el mundo, en este caso a partir de una visión personal de la Ciudad de México, desde el amor y la sorpresa, pero así mismo desde la conciencia de retratar un país tan vivo como dolorido, en una actualizada y urbanizada correlación con las imágenes mentales que podría producirnos la obra de Juan Rulfo o de Malcom Lowry. También con el poético universo visual de García Márquez. Por cierto, el editor de Libros Blacamán, Gonzalo García Barcha, artista plástico y grafista de renombre, es hijo del autor de Cien años de soledad y, claro, de “Blacamán (...)