Es necesario subrayar que Estados Unidos puede ser visto y analizado de manera más desagregada; que su poder real acumulado (el del Estado y el de sus elites más influyentes) está cada vez más cuestionado simbólica y materialmente y que el comportamiento de sus principales actores internos contribuye, simultáneamente, al orden y al desorden internacional y regional. Evaluar el papel de los militares en la política de Washington en el área resulta esencial, pero debe tenerse en cuenta esa complejidad. Contemplar a Estados Unidos como un todo, ya sea a modo de enemigo inevitable o de aliado pleno, es erróneo. Pero en lo que corresponde a su dimensión militar, Estados Unidos tiende a convertirse en un problema para la región.
Washington ha variado sensiblemente su gran estrategia (política exterior y de defensa); la doctrina y los instrumentos diplomáticos que la sostienen. Durante la Guerra Fría predominó la estrategia de la contención; (...)