Imaginemos que un jurado popular acaba de pronunciar un fallo de absolución, y que el presidente del tribunal concede nuevamente la palabra al fiscal para que prosiga con su alegato. Y que esta vez logra condenar al acusado. ¿Por qué no? si el pasado 12 de junio, poco después de que los irlandeses rechazaran por amplia mayoría el Tratado de Lisboa (que sólo puede entrar en vigor si es aprobado por la totalidad de los veintisiete Estados miembros de la Unión Europea), la mayoría de los dirigentes europeos hizo saber que el proceso de ratificación seguiría adelante... “Europa” está acostumbrada a que sus elites atenten contra la soberanía popular. Se ha vuelto su signo distintivo, incluso cuando se presenta como el reino de la democracia en la Tierra.
Porque han rechazado un tratado “simplificado” lo suficientemente incomprensible como para que el primer ministro irlandés, Brian Cowen, admitiera que no había logrado (...)